El Sevilla F.C. ha vuelto a caer ante el Depor,un Depor flojo ,que aún así, nos ha vencido con un gol de Riki a pase del internacional mexicano Andres Guardado.
El Sevilla no empezó muy bien con un tiro al poster del Depor y desde ese momento el Sevilla bajo el pistón.
El Sevilla arriesgo mucho y de hay vino el gol del depor.
Lo de hoy ya es un palo gordo en las espaldas. Palo de los buenos, de los que no te esperas, de los que te dejan molido. El partido de hoy del Sevilla ha sido nefasto.
Cierto es que sigo sin ver falta en el gol anulado a Kanouté en la segunda mitad y que, una vez más, el árbitro de turno vuelve a incidir de forma clara en el marcador final y que ya son muchas veces las que sufrimos este tipo de cosas.
Sin embargo, es para preocuparse. Este equipo no transmite sensaciones, es realmente increíble que sea el mismo que jugó el pasado martes y que borró del campo al Slavia. Hay demasiadas cosas que no se entienden.
Crisis de resultados, decían algunos cuando perdíamos, perdíamos y perdíamos.
Ahora que perdemos por cuarta vez consecutiva (cuatro derrotas seguidas es mucha tela para un equipo que debe pelear por todo) ya va siendo hora de que los responsables de las cosas (sean magníficas, sean buenas, sean malas o sean pésimas) que este equipo hace sobre el campo pongan soluciones.
No entro en el pesimismo. Ni en el catastrofismo, ni en el derrotismo. No, porque sé que la plantilla está repleta de magníficos futbolistas, muchos magníficos futbolistas, porque sé que esta es la mejor plantilla que el Sevilla FC ha tenido en toda su historia.
No entro en la tragedia, porque no existe.
Pero me duele ver partidos como el de ayer, me duele perder, perder, perder y perder y me duele ver como pasan por aquí equipos de mitad de la tabla y se llevan todo el botín.
Como sucedió en el día del Español, se quita a un central para poner en su lugar a un medio centro y se acaba perdiendo el partido.
Ese es un dato: y yo, insisto.
Lo cierto y verdad es que los dos goles del Español en la segunda parte y el de hoy del Deportivo vienen en jugadas en las que, a lo mejor, con un central en el puesto de central no hubiesen llegado.
A mí estas cosas me duelen, como te duelen a ti.
El Sevilla no empezó muy bien con un tiro al poster del Depor y desde ese momento el Sevilla bajo el pistón.
El Sevilla arriesgo mucho y de hay vino el gol del depor.
Lo de hoy ya es un palo gordo en las espaldas. Palo de los buenos, de los que no te esperas, de los que te dejan molido. El partido de hoy del Sevilla ha sido nefasto.
Cierto es que sigo sin ver falta en el gol anulado a Kanouté en la segunda mitad y que, una vez más, el árbitro de turno vuelve a incidir de forma clara en el marcador final y que ya son muchas veces las que sufrimos este tipo de cosas.
Sin embargo, es para preocuparse. Este equipo no transmite sensaciones, es realmente increíble que sea el mismo que jugó el pasado martes y que borró del campo al Slavia. Hay demasiadas cosas que no se entienden.
Crisis de resultados, decían algunos cuando perdíamos, perdíamos y perdíamos.
Ahora que perdemos por cuarta vez consecutiva (cuatro derrotas seguidas es mucha tela para un equipo que debe pelear por todo) ya va siendo hora de que los responsables de las cosas (sean magníficas, sean buenas, sean malas o sean pésimas) que este equipo hace sobre el campo pongan soluciones.
No entro en el pesimismo. Ni en el catastrofismo, ni en el derrotismo. No, porque sé que la plantilla está repleta de magníficos futbolistas, muchos magníficos futbolistas, porque sé que esta es la mejor plantilla que el Sevilla FC ha tenido en toda su historia.
No entro en la tragedia, porque no existe.
Pero me duele ver partidos como el de ayer, me duele perder, perder, perder y perder y me duele ver como pasan por aquí equipos de mitad de la tabla y se llevan todo el botín.
Como sucedió en el día del Español, se quita a un central para poner en su lugar a un medio centro y se acaba perdiendo el partido.
Ese es un dato: y yo, insisto.
Lo cierto y verdad es que los dos goles del Español en la segunda parte y el de hoy del Deportivo vienen en jugadas en las que, a lo mejor, con un central en el puesto de central no hubiesen llegado.
A mí estas cosas me duelen, como te duelen a ti.
El Sevilla acabó desquiciado por las continuas pérdidas de tiempo del rival.A veces hay cosas que resultan difíciles de explicar. El Sevilla volvió a perder en casa en Liga. Ya son cuatro las derrotas consecutivas en esta competición. Esta vez los nervionenses no fueron el equipo aguerrido que murió intentando matar ante el Espanyol. Esta tarde no. Esta tarde el Deportivo de Lotina sacó a los hispalenses del partido continuamente, los descentró, los desdibujó a más no poder y después los acuchilló en una contra por mediación de Riki cuando todo el mundo aún soñaba con la victoria. Y los sueños, como decía Calderón, sueños son.
Si alguien sale del Sánchez Pizjuán reforzado en la tarde de este domingo, ése es Miguel Ángel Lotina. El técnico vasco, fiel a su estilo, hizo que su equipo esperara atrás, aguantó el tirón inicial del Sevilla y mordió a la contra cada vez que se le presentó la ocasión. La estrategia era básica. Defender, dar el empate por bueno, desesperar al necesitado rival con continuas pérdidas de tiempo y en la recta final del encuentro aprovechar los espacios que dejarían los andaluces cuando se lanzaran al ataque a la desesperada. El guión se cumplió a rajatabla. Porque el Sevilla se estampó una y otra vez en el primer periodo con el muro gallego. Juande lo intentó con diversos cambios en el descanso. Sacó a Capel y a Kerzhakov por Adriano y Koné. Daba igual. No salía nada. No le salía a Daniel la pared con Navas, ni a Renato el último pase, ni a Capel el regate... Y así era imposible.
El único que parecía realmente inspirado era Kanouté. Pero ni siquiera el malí acertaba en los metros finales. En la primera parte se inventó la jugada de la tarde y erró en el momento decisivo. Era una de las pocas ocasiones. Porque las oportunidades se contaban a cuenta gotas. El Deportivo estaba sólido, bien plantado. El Sevilla no sabía meterle mano. Los extremos no funcionaban, por el centro los de Coruña se mostraban infranqueable y a la contra los blanquiazules no paraban de avisar. Los avisos acabaron en hechos consumados, después de una contra en la que Riki acabó rematando solo tras pase de Guardado y tropezón de Daniel y Drago. Quedaban 18 minutos y se tocaba fondo.
Con el 1-0 llegaron algunas ocasiones, aunque el ritmo de juego era cada vez más lento porque el colegiado no ponía fin a las eternas pérdidas de tiempo. Para colmo Muñiz Fernández anulaba un gol a Kanouté por una supuesta falta en el remate de cabeza. Una decisión ultra rigurosa que no se comprende, como tampoco se comprende el hecho de que en el tramo final del partido el Sevilla estuviera totalmente descentrado, atacando sin fe, sin ritmo, psicológicamente roto. Aún así, Kanouté tenía el empate en sus botas con un balón que le caía del cielo y que no acertaba a controlar.
Llega el parón por las selecciones. Hay tiempo para intentar volver a recuperar el estilo. El estilo que por otra parte se exhibió el pasado martes. Por eso resulta casi imposible esgrimir argumentos lógicos que expliquen lo que sucedió en Nervión, porque el equipo se atragantó una y otra vez contra un Dépor que lo bordó en la pizarra. Porque no hubo ritmo en casi ningún momento, porque los jugadores perdieron incluso la confianza en sí mismos, porque no se crearon ocasiones... Quedan sin muchas cosas para el análisis. En cualquier caso, tiempo de sobra hay para revertir esta situación, así como calidad en una plantilla que sigue ilusionando por su potencial.
Si alguien sale del Sánchez Pizjuán reforzado en la tarde de este domingo, ése es Miguel Ángel Lotina. El técnico vasco, fiel a su estilo, hizo que su equipo esperara atrás, aguantó el tirón inicial del Sevilla y mordió a la contra cada vez que se le presentó la ocasión. La estrategia era básica. Defender, dar el empate por bueno, desesperar al necesitado rival con continuas pérdidas de tiempo y en la recta final del encuentro aprovechar los espacios que dejarían los andaluces cuando se lanzaran al ataque a la desesperada. El guión se cumplió a rajatabla. Porque el Sevilla se estampó una y otra vez en el primer periodo con el muro gallego. Juande lo intentó con diversos cambios en el descanso. Sacó a Capel y a Kerzhakov por Adriano y Koné. Daba igual. No salía nada. No le salía a Daniel la pared con Navas, ni a Renato el último pase, ni a Capel el regate... Y así era imposible.
El único que parecía realmente inspirado era Kanouté. Pero ni siquiera el malí acertaba en los metros finales. En la primera parte se inventó la jugada de la tarde y erró en el momento decisivo. Era una de las pocas ocasiones. Porque las oportunidades se contaban a cuenta gotas. El Deportivo estaba sólido, bien plantado. El Sevilla no sabía meterle mano. Los extremos no funcionaban, por el centro los de Coruña se mostraban infranqueable y a la contra los blanquiazules no paraban de avisar. Los avisos acabaron en hechos consumados, después de una contra en la que Riki acabó rematando solo tras pase de Guardado y tropezón de Daniel y Drago. Quedaban 18 minutos y se tocaba fondo.
Con el 1-0 llegaron algunas ocasiones, aunque el ritmo de juego era cada vez más lento porque el colegiado no ponía fin a las eternas pérdidas de tiempo. Para colmo Muñiz Fernández anulaba un gol a Kanouté por una supuesta falta en el remate de cabeza. Una decisión ultra rigurosa que no se comprende, como tampoco se comprende el hecho de que en el tramo final del partido el Sevilla estuviera totalmente descentrado, atacando sin fe, sin ritmo, psicológicamente roto. Aún así, Kanouté tenía el empate en sus botas con un balón que le caía del cielo y que no acertaba a controlar.
Llega el parón por las selecciones. Hay tiempo para intentar volver a recuperar el estilo. El estilo que por otra parte se exhibió el pasado martes. Por eso resulta casi imposible esgrimir argumentos lógicos que expliquen lo que sucedió en Nervión, porque el equipo se atragantó una y otra vez contra un Dépor que lo bordó en la pizarra. Porque no hubo ritmo en casi ningún momento, porque los jugadores perdieron incluso la confianza en sí mismos, porque no se crearon ocasiones... Quedan sin muchas cosas para el análisis. En cualquier caso, tiempo de sobra hay para revertir esta situación, así como calidad en una plantilla que sigue ilusionando por su potencial.
Por eso,a mí,al igual que a tí ,me duelen estas derrotas y lo mejor es que todo vuelva a la normalidad.
Así jugaron los protagonistas:
Palop 5
Boulharuz 2
Escudé 6
D.Alves 5
Drago 4
J.Navas 5
Adriano 4
Keita 7
Renato 4
Koné 5
Kanouté 5
Kerzakhov 4
Poulsen 4
D.Capel 4
Así jugaron los protagonistas:
Palop 5
Boulharuz 2
Escudé 6
D.Alves 5
Drago 4
J.Navas 5
Adriano 4
Keita 7
Renato 4
Koné 5
Kanouté 5
Kerzakhov 4
Poulsen 4
D.Capel 4
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